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¿Por que bailar?

¿Por que bailar?

Cuando decidí iniciar con la danza, estuve buscando como ejercitar mi cuerpo de una manera que fuese divertida y que no sintiera el esfuerzo que estaba haciendo.

Estuve en gimnasios y clases de taekwondo pero me resultaba aburrido dedicarme por tiempo prolongado a un solo movimiento, así pues, decidí retomar las clases de danza que había abandonado en el colegio muchos años atrás.

Al inicio mi objetivo era solo mantenerme en forma, pero con el paso del tiempo me di cuenta que me trajo muchos más beneficios:

  1. Mi memoria. Cuando bailo me veo obligada a aprender diferentes ritmos y estilos de danza, a memorizar una cantidad de pasos en tiempos exactos de la música y recordarlos hasta la siguiente clase, aunque para ser honesta algunas veces no lo logro, pero eso sí nunca más volvía dejar las baletas en el locker. Estudios afirman que esta sincronización ayuda a promover el crecimiento de nuevas neuronas y activar conexiones entre las ya existentes ayudando a reducir el riesgo de sufrir de Alzheimer y otras enfermedades cognitivas.
  2. Estabilidad. En la danza he ido adquiriendo una mejor postura ya que al estar continuamente girando, cambiando de dirección, mirando en sentido opuesto al que bailo o haciendo movimientos rápidos, el cuerpo necesita estar balanceado y encontrar su eje. No me ha sido sencillo especialmente con los giros triples pero quien persevera alcanza.  
  3. Mantenerme en forma. Cuando bailo trabajo todos los músculos de mi cuerpo ya que son obligados a soportar mi propio peso, a trabajar más duro y por más tiempo sin fatigarse. También ejercito el corazón y los pulmones pues con los cambios de ritmo ellos también aprenden a adaptarse a las diferentes condiciones y fortalecerse.
  4. Ser más sociable. En un tiempo era reacia a compartir con otras mujeres debido a experiencias que tuve anteriormente, pero cuando entré a la academia el 90% del alumnado eran mujeres así que no tuve otra opción que compartir con ellas. Gracias a esto aprendí a abrirme, trabajar en grupo y a ser yo misma sin temor a ser juzgada.
  5. Concentración. Muchas veces llego al salón de clases pensando en mil y una cosa, pero cuando inicia la clase debo dejar todo atrás y concentrarme en una sola, bailar. Al inicio me costaba un poco pero ahora, tan pronto mi maestra coloca la primera canción mi mente se transporta y olvido aquello que me preocupaba, además que si no estoy concentrada avanzan 10 pasos y me pierdo media coreografía.
  6. Autoestima. La danza me ha enseñado a mover mi cuerpo de hermosas maneras que nunca había intentado, me exijo más y trabajo fuertemente para que mis movimientos se vean lo más limpios posibles, gracias a esto, he ganado confianza y amo lo que veo cada día frente al espejo.
  7. Comunicación. En mi grupo de danza hemos tenido que aprender a desarrollar nuestro propio lenguaje el cual se basa en gestos y movimientos, pues por respeto a la clase no podemos parar y preguntar a la compañera que paso sigue o en una presentación indicarle que está mal ubicada dentro de la planimetría. Realmente ha sido una habilidad muy útil a la hora de bailar.

Entonces, ¿por qué bailar? Porque lo amo y más allá de ejercitarme y apreciar todos sus beneficios, he encontrado en ella una manera de despojarme de tantos prejuicios, de crecer como mujer, creer en mí y encontrar mi camino en el ámbito profesional.

¿Por qué lo haces tú?

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